Carpeta



\


















¿Cómo aprendí a hacer masajes de aloe vera? 
Varias veces salimos con los muchachos pero nunca en carpa. Esa noche paramos en un campo increíble. La naturaleza se sentía en cada respiro. Nos pareció un lugar perfecto para armar la carpa.
Avanzando la noche, se llenó de bichos. Asqueroso.
“Yo así no duermo”.
Así que, siguiendo los consejos de mi abuela, buscamos aloe vera porque repele insectos.
En una ronda, cada uno masajeaba la espalda del de adelante. 
Nunca más se habló del tema.


Aventurero pero no tanto.




¿Cómo terminé en el podólogo?
Dando vueltas, viajando por la ruta me encontré con un lago espectacular. Un lago digno de un viajero como yo. Decidido a meterme, me saqué las botas y caminé a la orilla.
Mi pie tocó el agua fría, helada, cortante. Seguí avanzando, enterré mi pie por completo en el barro. No paré, seguí unos pasos más hasta que me rozó el talón, algo escamoso y viscoso.
Ya mismo estoy llamando a mi podólogo para que me revise.


Aventurero pero no tanto.



¿Cómo me hice vegetariano?
Cada tanto cuando viajo por la ruta, me doy un tiempo para bajar del auto, a descansar un poco. Me siento al sol, con unos mates y me propongo escuchar el silencio. Tranquilidad pura. Pero mi paz se vio afectada cuando una vaca empezó a mirarme fijo.
Sin disimulo la vaca observaba cada movimiento, atenta, paciente 
Fue una experiencia perturbadora. En sólo unos minutos entendí la mirada de aquella vaca furiosa.


Aventurero pero no tanto.